Actualmente, es muy común escuchar a las personas comentar que tienen dificultades para que sus hijos les obedezcan, y se preguntan a que se debe esto.

De inicio, los padres tienen como meta, más que ser vistos como tales, convertirse en amigos de sus hijos cuando estos son menores.

Esto ocasiona que el hijo viva una ORFANDAD EMOCIONAL, una sensación de que no hay un guía en quien apoyarse y confiar  para que los lleve a su desarrollo.

Ademas de esta actitud paterna, existe entre los padres cada vez mas la duda de qué es lo correcto... 

En expresiones tales como: "Es conveniente que mi hijo tenga un horario para ir a dormir" o "Tengo que hacer que se bañe". Al no estar seguros los padres de que imponer estas normas es correcto, hace que su trato al niño sea inseguro.

Si a esto le agregamos las múltiples actividades de los padres, la falta de supervision parental y una incongruencia entre lo que se desea inculcar y lo que el niño observa,  tenemos como resultado más pequeños que no obedecen  y desafían abiertamente a sus padres.

Es en estas circunstancias y en otras parecidas, cuando parece que todo se nos ha ido de las manos y hemos perdido el control de las actitudes de nuestros hijos, cuando se hace necesario buscar ayuda profesional, misma que nos orientará a la mejor manera de afrontar estas situaciones con éxito...