El matrimonio es una unión de eslabones, y al sujetarlos dan poder y no esclavizan. Generalmente relacionamos las cadenas al dolor, la parálisis y la esclavitud, sin embargo, una alianza implica renuncia y adherencia que protege al núcleo familiar para que desarrolle su identidad y afronte la intromisión de influencias o personas negativas y no experimente la sensación de estar en la intemperie y el desamparo emocional, mental y espiritual.

La guía y mediación de un terapeuta permite llegar a acuerdos en discusiones que pueden ser por motivos diversos; lucha de poder, administración del dinero, conflictos con amistades, relaciones con la familia del conyuge y forma de educar a los hijos. 

Cuando las dificultades nos rebasan es sano buscar ayuda profesional y evitar que el divorcio se constituya en el inicio y fuente de mayores conflictos.

Es un desafío para la persona aceptar que no es capaz por sí misma de resolver situaciones complejas y animar al compañero a solicitar orientación y que no se vea como una intromisión el consejo de un tercero en las desaveniencias de la pareja.

"La mayoría de las separaciones son por la incapacidad a comprometerse y respetar valores que deben desarrollarse antes de llegar a la edad adulta".